sábado, 6 de noviembre de 2010

PORTADA

EDITORIAL

Hasta el 5 de agosto pasado, la industria minera se jactaba de ser la más segura del país.  Con comerciales en todas las radioemisoras, ‘los mineros de Chile’ dictaban cátedra acerca de la seguridad laboral y le daban consejos a toda la ciudadanía acerca del tema.
Hoy, y con todo lo sucedido con la minera San Esteban, nos podemos dar cuenta que aquello era una estrategia comunicacional de las grandes corporaciones que, probablemente, sí cumplen con los bajos estándares de seguridad que impone nuestra legislación vigente; y que  sirvió de paraguas, durante mucho tiempo, para cobijar a quienes no tienen intención de cumplirlas.
 Dos consideraciones a tener en cuenta, luego de la ‘experiencia San José’.  La primera guarda relación con las precarias condiciones laborales de todas las chilenas y chilenos.  Malos ambientes de trabajo, exigencias desmesuradas para cumplir con la producción y poco reconocimiento a la labor que realizan los empleados.  Como ejemplos puedo poner a los temporeros agrícolas, los obreros de la construcción, los trabajadores de centros comerciales o los administrativos, que son obreros con corbata.  Y si me quisiera extender, podría hablar acerca de la huelga de trabajadores de farmacias ahumada, los trabajadores dependientes de contratistas o los demás trabajadores de la mina San José, anónimos por no haber tenido la ‘suerte’ de quedar atrapados durante dos meses.
La segunda tiene que ver con Sebastián Piñera, hoy con la investidura de Presidente de la República.  Con todo el show mediático, confirmamos que es un winner de tomo y lomo; que no se embarcará en una empresa que no le reporte dividendos ni mejore sus acciones; por lo que, a futuro, debemos estar seguros de que cuando el tipo se la juegue por algo será porque se obtendrán buenos resultados… por lo menos para él.
“Costó, pero salió”, era uno de los títulos para esta columna.  Porque, a pesar de toda la carga académica y en nuestra vida diaria, nos damos el tiempo para buscar las causas subyacentes de los problemas que nos darán empleo en nuestra vida profesional; y porque esa búsqueda genera interrogantes y reflexiones a quienes pretendemos ser, algún día, Trabajadores Sociales.  Y es que el pretender ser Trabajadores Sociales nos obliga a agudizar la mirada y afinar la puntería.  Ver más allá de lo evidente y aprender que “no todo lo que brilla es oro”.
Y así nos encontramos, casi dos meses después del primer número, luego de celebraciones nacionales, nuevos íconos y las miradas del mundo puestas en Chile, un país en el que no se venden cuarto de libra con queso en las mañanas y con un Presidente que comete un error tras otro, debido a su falta de preparación cultural.  Pero ¿qué importa, si tiene plata?.

UN NUEVO MINISTERIO...

Karla Zúñiga Ramírez
3er.Año


¿Porqué crear un Ministerio de Desarrollo Social?.
Se cree que a través de este nuevo Ministerio se podrá mejorar la efectividad de las políticas sociales existentes, de manera que reemplazará al actual Ministerio de Planificación, MIDEPLAN.
Bajo la coordinación de este nuevo Ministerio quedarán la CONADI, el Instituto Nacional de la Juventud, el FOSIS, el Servicio Nacional de la Discapacidad, el SENAME y el SENAMA; ya que la nueva cartera pretende abordar los diversos desafíos sociales, asegurar la consistencia de las prestaciones y beneficios, a través de un análisis previo y el seguimiento de los programas que se llevan a cabo con recursos estatales; por lo que deberá tener un rol activo en el proceso presupuestario a través de informes de monitoreo de ejecución y de evaluación previa de programas sociales y aquellos referidos a los proyectos de inversión.
Contará con dos Subsecretarías.  La una será la Subsecretaría de Evaluación Social, que tendrá a su cargo el diseño de las políticas sociales y la evaluación de coherencia, consistencia y pertinencia de los programas; como también, monitoreará las iniciativas vigentes y realizará la evaluación de seguimiento de la gestión de aquéllas en ejecución.
La otra es la Subsecretaría de Servicios Sociales, que tendrá como función Integrar los  servicios y prestaciones que otorga el Ministerio, así como realizar las tareas de administración, coordinación y supervisión del sistema intersectorial de protección social, actual PROTEGE. Además vigilará la acción de los servicios públicos relacionados y dependientes del Ministerio de Desarrollo Social.
Otro de los puntos contemplados es la creación de un "Banco Integrado de Programas Sociales", un registro que contendrá todos los programas sociales nuevos y aquéllos que requieran ampliarse o reformularse, como también de la recomendación emitida por el Ministerio acerca de la conveniencia de su implementación.
Ahhh… y la información de los beneficios sociales se centralizarán a través del nuevo Ministerio.  Todo esto, para erradicar la extrema pobreza en 2018, año del verdadero bicentenario.
¿Alcanzará?