martes, 31 de agosto de 2010

EDITORIAL

De la cuestión social se viene hablando hace más o menos un siglo.  En efecto,  en la última mitad del  siglo XIX se llamó “la cuestión social" al conflicto, generado por el creciente malestar y reclamo de los trabajadores de todo el mundo, a partir de la instalación del capitalismo como sistema económico[1].
Este conflicto enfrenta a los distintos estamentos sociales de la época, quienes, desde su particular perspectiva, luchaban contra las desigualdades que se estaban construyendo en las  sociedades.  Estaban los socialistas, la iglesia católica, las sociedades de beneficencia y los médicos higienistas; a unos les importaba la salud de los niños, también  la maternidad y a otros las condiciones de trabajo; ofreciendo resistencia al orden imperante desde el movimiento obrero organizado, la vía parlamentaria y movimientos sociales por los derechos civiles y cívicos de las mujeres, por la educación pública y gratuita y contra la pobreza2.
En Chile, la realidad social de principios del siglo XX no distaba de lo arriba descrito. Un contexto económico capitalista plenamente consolidado, marcado por una incipiente industrialización y un proceso de urbanización descontrolado que agravaron las malas condiciones de vida del trabajador urbano; una clase dirigente ciega e ineficiente ante los problemas y quejas del mundo popular; y, finalmente, una clase trabajadora que ya no estuvo dispuesta a quedarse de brazos cruzados esperando que el Estado oligárquico llegara a ofrecer alguna solución a sus problemas3.
Pero, la cuestión social es un problema que afectó no sólo a los trabajadores, sino a todo el país; y tampoco ha desaparecido en la moderna realidad del Chile actual. Por supuesto que las necesidades y los contextos han cambiado en más de cien años.  Desde los albores del conflicto, han surgido a la luz pública una serie de innumerables escritos, ensayos, artículos de prensa y tesis de grado que comenzaron a analizar sus causas y motivos.
Y hoy, a poco de andar el siglo XXI, nace este pasquín que tiene por objeto expresar la opinión y el análisis que podamos hacer los estudiantes vespertinos de Trabajo Social de la Universidad SEK.  Porque la naturaleza de nuestra carrera actual, y futura profesión, nos exige tener una visión frente a la realidad, interna y externa, que vemos y percibimos; siendo muy importante tener un espacio en el cual darla a conocer, de manera responsable, con una calidad que responda al nivel educacional que tenemos.
Recordemos que un pasquín es un escrito que se fija en sitio público, con expresiones satíricas, irónicas y contestatarias; que lleva consigo una crítica al poder establecido4.  Por lo que, según la definición, nos sentimos con total libertad e independencia de tratar los temas que inquieten al estamento estudiantil de la Universidad.
Temas como los problemas sociales, la vida dentro de nuestra casa de estudios y todo lo relacionado con nuestra formación profesional, se mezclaran con recomendaciones culturales y arrestos literarios de quienes deambulamos por estas instalaciones.
Porque la cuestión social, a través de los años, ha cambiado en su forma pero no en su fondo.  Porque, como Trabajadores Sociales, darse cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor es una cuestión social.  Porque saber expresar lo que pensamos es una de nuestras herramientas más valiosas… estimad@s compañer@s, esta es nuestra propia CUSTIÓN SOCIAL.
Referencias de este artículo:
[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Justicia_social
[1] http://www.argenpress.info/2010/07/el-capitalismo-y-la-cuestion-social.html
[1] http://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=lacuestionsocialenchile1880-1920
[1] http://esperantia.wordpress.com/2007/01/31/%C2%BF-sabes-lo-que-es-un-pasquin/
 

ESCUELA EN CONSTRUCCIÓN

Gonzalo Vilches R.
Estudiante, Tercer año.


En mi decisión de proseguir mis estudios en  esta Universidad pesaron dos argumentos cotidianos, de seguridad y vinculación, por sobre mis aprehensiones acerca de la orientación y prestigio de esta casa de estudios.
Seguridad en que la Universidad no iba a quebrar económicamente, por lo menos en los años que restan para obtener mi título; que era el mayor miedo que tenía en la institución donde inicié mis estudios; y vinculación, porque la mayoría de mis compañeros ya estaban matriculados acá.
Mis reticencias se fundaban en lo poco que se sabe de ésta Universidad, su historia, sus profesionales  y por lo nueva que es la carrera dentro de la institución, de hecho aún no tiene egresados  y somos el grupo de avanzada en cuanto a salir al mundo laboral, como representantes de la institución.
Por lo mismo, al llegar, me llamó la atención el hecho de que los estudiantes de Trabajo Social se limitaran a lo que se les entregaba en las aulas y luego hacer el viaje de regreso a casa con uno u otro que compartiera el mismo camino. Los de tercero no conocían a los de segundo y los de segundo no se preocuparon de recibir a quienes venían llegando a primero.  Cero organización en personas que, se supone, en su vida profesional tendrán que liderar procesos de organización en grupos o comunidades.
Pueden esgrimirse una serie de consideraciones, personales, válidas acerca de esta situación; sin embargo, tan enriquecedora como las teorías que nos entregan los profesores, es la experiencia que nos podamos procurar nosotros mismos, en la tan ansiada construcción de la Escuela y el prestigio que ésta pueda llegar a obtener en el ámbito social de nuestro país.
Que la Universidad tiene falencias, las tiene.  Pocos libros en la biblioteca, computadores con openoffice (lo que nos dificulta hacer trabajos ahí por el formato de los archivos) y con páginas restringidas, poco control de lecturas que debieran ser los pilares de nuestra enseñanza, desorden administrativo por falta de apoyo a la dirección de la carrera; son algunos de los puntos bajos que he escuchado de mis compañeros y que he experimentado en carne propia.
No obstante aquello, es responsabilidad nuestra, como estudiantes, el poder revertir la situación y no quedarnos inmóviles.  Soy de la idea de que pieza importante de la ESCUELA de la que se pretende ser parte, somos los estudiantes que, si no ponemos de nuestra parte, recordaremos de nuestros años de estudio solo los pasillos de la Universidad, la caja,  las fechas de pago y los dolores de guata que nos provocaban las evaluaciones.
Siempre he pensado que los años de Universidad son para disfrutarlos y el laboratorio perfecto para innovar en las metodologías de nuestra profesión, a partir de los contenidos aprendidos.  Y junto a ello, la responsabilidad que tenemos al estudiar una carrera cuya materia prima son las necesidades de las personas y el mayor desafío de nuestra intervención es dejar instaladas capacidades en esas personas, que les permitan ‘aprender a pescar’.
Porque cuando hay muy poco es mucho lo que se puede hacer.  Porque experimentando y disfrutando del proceso de estudios en estos cuatro años, saldremos con la seguridad de poder ejercer de mejor manera nuestra profesión.  Porque tomándonos en serio todo el tiempo que pasemos en la Universidad, tendremos un buen porvenir profesional.  Porque con voluntad y ganas, seremos capaces de aportar a la construcción de una Escuela que nos respalde y cobije al momento de sacarle lustre a nuestro título.

HISTORIA DEL TRABAJO SOCIAL EN CHILE (primera parte)

Karla Zúñiga Ramírez
Estudiante Tercer Año


Como futuros Trabajadores Sociales, es importante saber que los grandes acontecimientos que dieron origen a la profesión son de antigua data. La motivación por ayudar y prestar asistencia al ser humano, ha sido una práctica que históricamente tiene sus fundamentos asociados a caminos como la religiosidad, donde la asistencia al desvalido se convirtió en muchas maneras como una misión de modelo a seguir para los diferentes grupos humanos.
Bajo el contexto social de la época, en el plano político nacional se desarrollaba la elección presidencial de 1920, con Arturo Alessandri, donde se propician una serie de programas de reforma civil, obteniendo una gran resistencia del Congreso Nacional y que paralelo a las crecientes demandas de los obreros, sucede en 1924, un Golpe Militar. Este duro hecho produjo la aprobación de un bloque de Leyes Sociales, tales como: Seguro Obrero, Contrato de Trabajo, Organización Sindical y Sanidad Ambiental, entre otras. No obstante, pese a los beneficios sociales que contenían dichas leyes, éstas sólo se referían a medidas paliativas, ya que los problemas económico-sociales seguían persistiendo. Con esta realidad, se obtiene un mérito de crear conciencia y enfrentar estos problemas mediante acciones sociales organizadas, con personal preparado, lo que sienta las bases para la creación del Servicio Social Profesional.
De los acontecimientos anteriormente señalados, el Trabajo Social en Chile surge como profesión en 1925, con la fundación de la primera escuela del Servicio Social de América Latina. Este centro se funda bajo el alero de un esquema benéfico asistencial, por iniciativa del Dr. Alejandro del Río y surge con una orientación paramédica y para jurídica, con un sello marcadamente femenino. Tenía su prioridad fundamental la organización y administración de hospitales para indigentes y asegurados en el área de la salud. En aquel entonces el énfasis de la acción se dio con una fuerte motivación Filantrópica y Apostólica. Desde los inicios esta Escuela tuvo una influencia Europea (Alemana, Belga y Francesa). Sus dos primeras Directoras fueron Madame Jeny Bernier y Madame Leo Cordeman de Bray, posteriormente Doña Luisa Fierro, Chilena asume la Dirección.[1]
La "Escuela de Servicio Social de la Beneficencia", dependía de la Junta de Beneficencia de Santiago de Chile. Posteriormente, en honor a su fundador, pasó a llamarse "Escuela de Servicio Social Dr. Alejandro del Río." 
La primera Directora Chilena de la Escuela de Servicio Social de la Beneficencia fue doña Luz Tocornal de Romero, quien fuera alumna del primer curso de la carrera, en 1925. Una vez egresada, trabajó en el Hospital Roberto del Río y luego en la Casa de Huérfanos (posteriormente, Casa del Niño). Las primeras actividades de dicha Escuela se desarrollaron en establecimientos asistenciales u hospitalarios, mas no con el carácter de ayudantes del médico, sino ejerciendo sus propias funciones cerca de los enfermos y de las familias de éstos, buscando la solución de los problemas socioeconómicos, que casi sin excepción, agravaban la situación de los pacientes.
De todo lo anterior, es importante destacar que la profesión en su primera etapa asistencialista paramédica contribuyendo en organismos públicos de asistencia y seguridad social, atendiendo al enfermo y su grupo familiar, centrando su atención en el tratamiento de problemas sociales que afectaban la recuperación del paciente y además aportar datos del medio ambiente al médico, para contribuir al diagnóstico y tratamiento. Posteriormente la segunda etapa fue con un enfoque científico social y luego el Servicio Social Chileno con el tiempo, no sólo hace que su influencia alcance la formación de escuelas en otros países de América Latina, también llega a ser una profesión reconocida en el ámbito académico, ya que en 1965, se inicia una búsqueda de acción dentro de la profesión, que constituyera una verdadera respuesta a los problemas y realizar intentos por contribuir a la aceleración del desarrollo e incorporar en este desarrollo a grupos largamente marginados de sus beneficios.


Referencias de este artículo:
Construyendo la Historia del Trabajo Social en Chile, Adiós Señorita Asistente”; Ramírez Francisco; 2004; Revista de Ciencias Sociales.


200 AÑOS, A LA VUEEELTA DE LA ESQUINA

El 18 de septiembre de 2010 Chile celebrará 200 años de haberse constituido en una nación independiente. Desde la página oficial del evento el pueblo chileno propone aprovechar esta ocasión ya que "El Bicentenario nos pone en la encrucijada de hacer de este país, una nación desarrollada, capaz de darles a sus hijos mayores oportunidades de crecimiento económico y social y con esto sentirnos orgullosos de nuestra patria, y soñar con un Chile generoso y grande para las futuras generaciones". Esta fecha, es una oportunidad para que Chile, de un paso hacia el pleno desarrollo y hacia la construcción de una sociedad más pluralista y democrática.
Los festejos por el Bicentenario en Chile partieron el 4 de septiembre de 2009 con la interpretación del himno nacional a lo largo de todo el territorio chileno. La ejecución del himno fue llevada a cabo por orquestas juveniles (en total 1300 niños y jóvenes) desde las plazas, las iglesias y los teatros. El evento fue presenciado por más de 11.000 personas durante media hora en cada una de las capitales regionales.
Ya se han realizado varias obras para recibir el Bicentenario de Chile como la Plaza de la Ciudadanía y el Centro Cultural Palacio de la Moneda, que son parte de un plan nacional de obras de infraestructura.
El Museo de la Memoria es otro ejemplo, se inauguró en enero de este año, y es un lugar que nos muestra la historia reciente del país, y una mirada de los crímenes de la dictadura militar. El Museo cuenta con gran cantidad de información, objetos y documentos puestos al alcance del público por organizaciones de derechos humanos chilenas y extranjeras y colecciones personales. Un lugar que nos invita a reflexionar.  Cuenta con un archivo documental que recopila testimonios, cartas, material de prensa, largometrajes, material histórico y fotografías documentales, así como objetos, cartas y dibujos que pertenecieron a los prisioneros que pasaron por los centros de detención de la época. También se realizarán allí exhibiciones itinerantes, ciclos de cine, obras de teatro, charlas y conferencias.
Otro proyecto puesto en marcha para el Bicentenario es el Centro Cultural Gabriela Mistral que albergará salas de espectáculos artísticos, una biblioteca de las artes, una gran sala de exhibición y el Museo de Arte Popular Americano. La obra estará concluida en el 2011. También se lleva a cabo un plan maestro de Ciclo rutas que busca incentivar el turismo en el país, un Parque Tecnológico y el sendero de Chile.
Además, se confeccionó un calendario de actividades que se llevarán a cabo durante todo el año a lo largo del país. Por ejemplo, se celebrará el Congreso Internacional de la Lengua Española y un extenso programa de desarrollo de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales entre otros.
Es así como Chile se embelleció este 2010 para la celebración del Bicentenario. Es comparable con los preparativos de nuestro primer centenario.  El palacio de Bellas Artes es un ejemplo de aquello.  Esperamos que no sólo queden reflejados en grandes proyectos, que esta sea una ocasión de transformación, y que podamos crecer con bases sólidas en ecuación, salud y bienestar.
¿Y tú, como vas a celebrar este 18?.
Ali Qaman

UTILIDAD PÚBLICA

Esteban Fernández L
Estudiante, Tercer año.


“El Método” es una película basada en la novela de Jordi Galcerán, El método Gronhölm. Dirigida por Marcelo Piñeyro y con una duración de 115 minutos, en los que se puede apreciar a un grupo conformado por siete ejecutivos que se presentan a una prueba de selección para ocupar un importante cargo en una empresa multinacional. Estas personas reúnen las más disparatadas personalidades: el triunfador, el agresivo, la mujer insegura, el crítico, el indeciso etc. A medida que avanza la película cada uno de los individuos se ve enfrentado a distintas pruebas para lograr el tan ansiado puesto de trabajo, los cuales están dispuestos a dejar atrás sus propios sentimientos y valores en pro del vil dinero.  No escatiman recursos para lograrlo, incluso no dudan en traicionarse con tal de llegar a la meta, ya que solo uno de ellos podrá ocupar ese cargo.
Si te interesa ver esta película, la puedes encontrar en:
http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/4965124/El-Metodo-(2005)-(Argentina).html

Introducción al pensamiento complejo”, es una gran obra del pensador y escritor contemporáneo Edgar Morin, que sale a la luz pública el año 2004, gracias a editorial Gedisa. En este libro el autor nos propone los principios para un nuevo tipo de política multidimensional, que debe reorientar el progreso hacia el servicio de la humanidad, más allá del automatismo consumista. El autor denuncia las ilusorias nociones del fin de las ideologías y del fin de la historia. La crisis universal del autentico progreso es también la crisis de nuestro mundo occidental, un mundo que ha quedado atrapado en su propio desarrollo tecnológico y que se encuentra moral e intelectualmente atrasado.
Absolutamente recomendable, ya que nos entrega una visión distinta de como actualmente se encuentra configurada nuestra sociedad, basada en valores relacionados con lo material.


Si no tienes otra forma de conseguirlo te dejo el link de descarga:  http://www.descarga-gratis-libros.com/2009/12/introduccion-al-pensamiento-complejo.html

LA SOCIEDAD DE LOS POETAS TUERTOS

HABÍA UNA VEZ
Había una vez que se encontró con otra, y juntas hicieron las veces de una gran amistad. Se veían de vez en cuando, pero siempre era motivo de alegría: una y otra vez agradecían encontrarse.
Pero otra vez interrumpió tan buena relación de iguales, tratando de formar parte del grupo. Tal vez no era conveniente ni deseable. “¡Otra vez lo mismo!” se dijeron ambas. Pero ya no era igual. A la larga, muchas veces se veían pero sólo dos veces se miraban. Es que la amistad, a veces, es única.
Como la primera vez.
Enrique del Acebo Ibáñez
Extraído del blog “La Nave de los Locos”
http://nalocos.blogspot.com/2009/04/enrique-del-acebo-ibanez.html

PARA EL BRONCE
La reconstrucción por delante va ser difícil, dura, larga (...)
Ministra Secretaria General de Gobierno, Ena Von Baer 







No escribieron en esta edición:
Los dueños de la mina “San José”, porque están muy preocupados… de declararse en quiebra.
La COREMA de la IV región, porque siguen enojados con “esos hippies de mierda”…
Los pingüinos de Punta Choros, porque todavía siguen celebrando la no construcción de la termoeléctrica.