martes, 31 de agosto de 2010

ESCUELA EN CONSTRUCCIÓN

Gonzalo Vilches R.
Estudiante, Tercer año.


En mi decisión de proseguir mis estudios en  esta Universidad pesaron dos argumentos cotidianos, de seguridad y vinculación, por sobre mis aprehensiones acerca de la orientación y prestigio de esta casa de estudios.
Seguridad en que la Universidad no iba a quebrar económicamente, por lo menos en los años que restan para obtener mi título; que era el mayor miedo que tenía en la institución donde inicié mis estudios; y vinculación, porque la mayoría de mis compañeros ya estaban matriculados acá.
Mis reticencias se fundaban en lo poco que se sabe de ésta Universidad, su historia, sus profesionales  y por lo nueva que es la carrera dentro de la institución, de hecho aún no tiene egresados  y somos el grupo de avanzada en cuanto a salir al mundo laboral, como representantes de la institución.
Por lo mismo, al llegar, me llamó la atención el hecho de que los estudiantes de Trabajo Social se limitaran a lo que se les entregaba en las aulas y luego hacer el viaje de regreso a casa con uno u otro que compartiera el mismo camino. Los de tercero no conocían a los de segundo y los de segundo no se preocuparon de recibir a quienes venían llegando a primero.  Cero organización en personas que, se supone, en su vida profesional tendrán que liderar procesos de organización en grupos o comunidades.
Pueden esgrimirse una serie de consideraciones, personales, válidas acerca de esta situación; sin embargo, tan enriquecedora como las teorías que nos entregan los profesores, es la experiencia que nos podamos procurar nosotros mismos, en la tan ansiada construcción de la Escuela y el prestigio que ésta pueda llegar a obtener en el ámbito social de nuestro país.
Que la Universidad tiene falencias, las tiene.  Pocos libros en la biblioteca, computadores con openoffice (lo que nos dificulta hacer trabajos ahí por el formato de los archivos) y con páginas restringidas, poco control de lecturas que debieran ser los pilares de nuestra enseñanza, desorden administrativo por falta de apoyo a la dirección de la carrera; son algunos de los puntos bajos que he escuchado de mis compañeros y que he experimentado en carne propia.
No obstante aquello, es responsabilidad nuestra, como estudiantes, el poder revertir la situación y no quedarnos inmóviles.  Soy de la idea de que pieza importante de la ESCUELA de la que se pretende ser parte, somos los estudiantes que, si no ponemos de nuestra parte, recordaremos de nuestros años de estudio solo los pasillos de la Universidad, la caja,  las fechas de pago y los dolores de guata que nos provocaban las evaluaciones.
Siempre he pensado que los años de Universidad son para disfrutarlos y el laboratorio perfecto para innovar en las metodologías de nuestra profesión, a partir de los contenidos aprendidos.  Y junto a ello, la responsabilidad que tenemos al estudiar una carrera cuya materia prima son las necesidades de las personas y el mayor desafío de nuestra intervención es dejar instaladas capacidades en esas personas, que les permitan ‘aprender a pescar’.
Porque cuando hay muy poco es mucho lo que se puede hacer.  Porque experimentando y disfrutando del proceso de estudios en estos cuatro años, saldremos con la seguridad de poder ejercer de mejor manera nuestra profesión.  Porque tomándonos en serio todo el tiempo que pasemos en la Universidad, tendremos un buen porvenir profesional.  Porque con voluntad y ganas, seremos capaces de aportar a la construcción de una Escuela que nos respalde y cobije al momento de sacarle lustre a nuestro título.

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